Las espectaculares tormentas solares que pintan los cielos polares en hermosos verdes y rosas tienen un lado más oscuro: tienen el poder de causar estragos en nuestra red eléctrica, sistemas de comunicación y satélites. Ahora, un nuevo estudio sugiere que la fuente de estas tormentas solares está mucho más cerca de nuestro planeta de lo que se pensaba anteriormente.
La Tierra está protegida por una burbuja protectora conocida como la magnetosfera que bloquea la radiación solar nociva. Pero cuando el sol ocasionalmente emite corrientes de radiación de alta velocidad, y, con él, intensas líneas de campo magnético, pueden interactuar fuertemente con el propio campo magnético de nuestro planeta.
A medida que este viento solar golpea la magnetosfera, los dos conjuntos de líneas de campo magnético se enredan. Esta interacción genera calor y acelera las partículas cargadas - iones y electrones - traídos por el viento solar, debilitando temporalmente el campo magnético del planeta y creando poderosas tormentas magnéticas que nos aparecen como auroras.
Pero debido a que estas tormentas son raras y no hay suficientes satélites para observarlas, no está claro exactamente dónde y cómo ocurrió esta reconexión de las líneas de campo magnético, dijeron los investigadores del estudio en un comunicado.
Para darse cuenta de eso, los investigadores utilizaron observaciones de la Historia del tiempo de eventos de la NASA y las interacciones de macroescala durante las satélites de subtormentas (THEMIS). Durante las tormentas solares, estos satélites se sientan en la cola magnética de la Tierra, la parte de la magnetosfera en el lado del planeta que no mira al sol, que se alarga por el viento solar. Los investigadores encontraron que esta reconexión magnética, el evento que desencadena tormentas magnéticas, puede ocurrir mucho más cerca de nuestro planeta de lo que se pensaba anteriormente: a unos tres o cuatro diámetros de la Tierra, según el comunicado.
Además, un satélite meteorológico en una órbita cercana a la Tierra (u órbita geosíncrona) detectó electrones energizados después de la tormenta, lo que sugiere que el evento de reconexión provocó que los iones y electrones aceleren a altas energías. Los electrones que fluyen hacia el planeta transportan energía a lo largo de líneas de campo magnético para crear las auroras que vemos.
Esta aceleración puede ser peligrosa para los cientos de satélites que se mueven en órbita geosíncrona y también puede ser dañina para el ADN humano, lo que representa un riesgo para los astronautas, según el comunicado.
Además, las tormentas solares pueden afectar a los habitantes de la Tierra de manera significativa. En 1921, por ejemplo, una tormenta magnética interrumpió las comunicaciones telegráficas y causó cortes de energía que provocaron el incendio de una estación de tren en la ciudad de Nueva York, según el comunicado.
"Al estudiar la magnetosfera, mejoramos nuestras posibilidades de enfrentar el mayor peligro para la humanidad que se aventura en el espacio: tormentas impulsadas por el sol", dijo en el comunicado la autora principal, Vassilis Angelopoulos, profesora de física espacial en la UCLA. Estos hallazgos podrían ayudar a los astronautas y a los habitantes de la Tierra a prepararse mejor para el peligroso clima solar.
Los hallazgos fueron publicados el 13 de enero en la revista Nature Physics.